Cheques, cheques, cheques...

La ruta del dinero A es la investigación de Gustavo Grabia ( ggrabia@ole.com.ar ) en el diario Olé. Aquí reproduciremos el artículo, cuyo espacio de publicación original es accesible mediante este enlace.


Son 6.000 millones, más de 8.000 cheques, y una conclusión: el Fútbol para Todos fue un negocio gigantesco para un grupo de financieras asociadas al gobierno anterior y otras vinculadas a la dirigencia del fútbol argentino. ¿Los clubes? La gran mayoría aumentó sus pasivos a partir de un circuito perverso que enriqueció a unos pocos y sumió en la pobreza a la mayoría. A esta conclusión llegó Olé tras analizar más de 1.600 cheques entregados a las instituciones y que fueron canjeados en cuevas financieras y que representaron un perjuicio del 40% para los clubes. Si la misma progresión se realizara para los 6.000 palos que el Estado puso entre agosto de 2009 y diciembre de 2015, casi 2.000 millones de pesos que debían terminar en los clubes fueron a otros bolsillos, aunque la cuenta baja porque las instituciones más grandes en el último tiempo no cambiaron o los hicieron en bancos (Macro, Credicoop, Provincia) a una tasa que ronda el 24%. Aún así, la situación es un escándalo. Pero pasión de multitudes, la pelota sigue rodando como si nada.


La investigación deja al descubierto una maniobra que viene desde antes de que el fútbol se estatizara, pero que encontró desde el ingreso gubernamental nuevos jugadores. Hasta 2009, los pagarés que emitía Televisión Satelital Codificada se cambiaban en su mayoría en Alhec Group, financiera de Carlos Rivera donde muchos veían la sombra del propio Julio Humberto Grondona, y que tenía empresas offshore en Panamá. A partir del FPT, los papeles fueron a cambiarse en su mayoría a financieras sospechadas de desviar dinero de las cuentas públicas y de lavado. La metodología era la siguiente: el Gobierno giraba a AFA la plata por los derechos de TV. Esta, en vez de darles cheques al día a los clubes, los difería hasta cuatro meses y les indicaba a los directivos dónde cambiarlos, con tasas de redescuento que llegaron hasta 70% en los plazos más extensos, cuando el mercado bancario oficial cobraba 30%. De esa plata, según sospecha la Justicia, había un retorno para funcionarios del gobierno y otro para la dirigencia del fútbol.

La mayoría de esas operaciones lleva a un mismo financista: Carlos Greppi. ¿Quién es Greppi? Un amigo de Carlos Liuzzi, ex subsecretario de legal y técnico de la presidencia y hombre de máxima confianza de Carlos Zannini, operador K por excelencia y ex candidato a vicepresidente de Daniel Scioli. Las mismas cuevas que Olé descubrió en los cheques del fútbol son las que se utilizaron, por ejemplo, para hacer una maniobra similar en la causa Sueños Compartidos, el millonario desfalco de los hermanos Schoklender con un programa de viviendas, bajo el paraguas ético de Madres de Plaza de Mayo. Pero la cabeza de esas financieras, según Pablo Schoklender, era aun mayor: le relató al periodista Luis Gasulla en su libro “El negocio de la impunidad” que detrás de ellas estaba el ex ministro de Planificación de Néstor y Cristina Kirchner, el todopoderoso Julio De Vido.

Los nombres de las financieras son Propyme, Agropecuaria El Zonda, Agropecuaria Monte León, Agropecuaria Agroindus, Junín Cereales y Fiorito Factoring, entre otras. Llama la atención que la mayoría de los cheques de AFA terminaran en manos de agropecuarias dedicadas a la venta de ganado y granos, actividad que poco tiene que ver con proveedores habituales de instituciones deportivas. Pero más aun, yendo al registro de operaciones del mercado de granos o de hacienda, las instituciones que Olé encontró registran mínima actividad. Es decir, trabajaban directamente como pantallas. Otras, como el caso de la financiera Abakon, que trabajaba con el Quilmes de Aníbal Fernández, entró al mercado en 2010, justo cuando empezaban los pagos del Fútbol para todos. Su titular es Pablo Asensio, gerente general en los 90 de una compañía forestal del Grupo Socma, propiedad de la familia Macri.

De los cheques analizados, son mayoría las instituciones chicas la que cambiaban en estas financieras: Arsenal, Argentinos Juniors, Quilmes, All Boys y Colón de Santa Fe. Otros clubes, entre ellos varios grandes, lo hacían en cuevas ligadas íntimamente a directivos del fútbol. El caso más resonante es el de la mutual Amigal, cuyos dueños son Eduardo Amirante y Jorge Galitis. Pero el nombre a retener es este último. Directivo de Huracán, ingresó al fútbol de la mano de Carlos Babington y es socio en el negocio del juego de Daniel Angelici, presidente de Boca. Allí cambiaron cheques San Lorenzo en la etapa Savino, River bajo Passarella, Independiente antes del ingreso de Moyano, Huracán, Argentinos y más. Pero Galitis atiende en las dos ventanillas: vinculado al mundo del fútbol, también hizo negocios con los K: es propietario de la firma Aldyne, con sede en Islas Seychelles, y que según el fiscal Campagnoli sería en realidad de Lázaro Báez y la familia Kirchner. Aldyne también aparece como controlante de empresas offshore creadas en paraísos fiscales. Hablando de offshore, el Ciclón tiene un cheque de 250.000 pesos descontado en Maxifarm, empresa de Raúl Moneta que apareció en la causa Ciccone, vinculada al ex vicepresidente Amado Boudou. Desde el club reconocen la operación pero aseguran que quien descontó el cheque allí fue Mario Yepes, a quien se le dio ese papel en parte de pago por su contrato.

Hay más dirigentes del fútbol que hicieron negocio gracias al descuento de cheques a tasa usuraria. En los que controló Olé aparecen como beneficiarios, por ejemplo, Climafin, cueva de Carlos Dávola, presidente de Tiro Federal y vinculada también a la causa conocida como la mafia de los medicamentos. También está Maffra, propiedad de Osvaldo Di Meglio, tesorero de San Lorenzo en la etapa Savino. Y empresas de Luis Spahn, presidente de Unión y una cantidad increíble de mutuales menores, la mayoría con radicación en el interior, que terminan descontando cheques al 40% cuando su actividad financiera no condice con esa operación. Por ejemplo la Asociación Mutual Empleados del Barrio Echesortu, de Rosario; la Asociación Mutual Suipacha, investigada por lavado de dinero por el juez Torres; la Mutual de Ayuda al Deportista Amateur, suspendida por negocios turbios en 2015; la Mutual Troopea, cuya cuenta fue cerrada por el Banco Nación el año pasado por sospecha de lavado y muchas más, entre un cúmulo de empresas que nada tienen que ver con los clubes, como astilleros navales, cerámicas, bingos y hasta pañaleras.

Otros cheques, según comprobó Olé, directamente tienen ilegible los destinatarios. El caso más paradigmático es el de Gimnasia y Esgrima de La Plata. Fueron endosados, sí, pero nadie sabe a quién ni adónde. Y otros documentos fueron depositados bajo la leyenda “el banco se hace responsable del último endoso”, por lo que no tiene destinatario visible. El Banco Central prohibió esta práctica a fin del año pasado y ahora hay que rastrear quién fue el depositante Por último, Olé verificó que la mayoría de los clubes se llevaba sus créditos por derechos de TV en cheques de hasta 50.000 pesos. Es decir, si le correspondían 200.000 pesos, en vez de llevarse un papel por ese monto, les daban cuatro por 50 o más papeles por valores menores. La explicación en AFA es que así las instituciones podían pagar a sus proveedores sin tener que depositar en sus cuentas y después dividirlo. Como que se ganaban un paso.

Olé preguntó por esto en la Unidad de Información Finaciera y la Procuración contra Lavado de Activos. La respuesta fue diferente: hasta 50.000 pesos, los cheques pueden cobrarse por caja sin necesidad de depositarlos, por lo que una vez hecho efectivo, el rastro de esos billetes se pierde en el universo y su seguimiento para descubrir si hay algún ilícito, es mucho más complicado.



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